“...Es un río que me arrastra, pero yo soy el río; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.”

J.L.Borges

 

Ellos

 

Pequeña Niña Trans

 

Aquellos que desafían las imposiciones del sistema, no lo hacen por valientes, lo hacen por necios a su manera de ser, con ello han salpicado a todo aquel que solo miraba. Ante estos hechos cuántos hombres que gustan de mujeres trans hoy día nos deben su libertad; afirmamos sin dudarlo, que todos.

 

Stonewall no fue el comienzo, pero si fue la causa más sonada, la presencia femenina en todo su universo nos acompañó desde antes hasta ahora, y de manera selectiva esa heterosexualidad femenina mostró un rango de empatía más afín ante la injusticia que cualquier hombre viril, y con el poder en sus manos pudiera tener, mostrandonos que el machismo se columpia en la mentira de una fachada. Ellos, los hombres heterosexuales, sin saberlo tenían prohibido ser, aunque en el interior lo desearan tanto como la manzana deseaba a Eva. Pero el tiempo y las formas no les han cambiado ni su manera de ser, ni su manera de pensar, ni lo reprimidos, hoy día seguimos conociendo aquellos que nos quieren en la intimidad del oscurantismo, sobre todo los casados que tienen una familia, y que pareciera que el riesgo nunca valdrá la pena, y éso el tiempo con su respectiva vejez nos ha dado la razón, asi mismo, gozarán de nuestra presencia, pero jamás les perteneceremos.

 

Ha sido difícil con el tiempo aceptar muchas verdades, tanto para ellos como para nosotras, en esta rara simbiosis de forzada heterosexualidad en donde ellos los hombres y nosotras las mujeres, todo bajo ese perfil seudo normativo que vivimos y que aún les sigue generando culpa. Ellos, los que gustan de nosotras, jamás en su infinita existencia han movido un dedo por nosotras en cuestión de derechos humanos, es más han sido los otros heterosexuales los que no se lían con nosotras los que si han propiciado leyes a nuestro favor, en parte porque a eso se dedican y en parte porque reciben un sueldo de nuestros impuestos para que esto suceda, con ello nada es regalado, incluso su invisible participación en alguna marcha del orgullo, (que si bien, es una simple fiesta en vía publica) les da pereza porque no pertenecen, pero que sin embargo son asiduos a los espacios en donde nosotras habitamos, porque el gusto siempre es latente, tanto como nuestra presencia que muchos quieren borrar. No es de extrañar que México siendo un país tan machista este se deslinde de sus responsabilidades paternas con mucha facilidad, a pesar de ser criados de manera matriarcal, el odio que eso ha generado se mira reflejado tiempo después en feminicidios como en transfeminicidios.

 

Hoy día ellos, los que gustan de nosotras, bien lo pueden hacer sin ser juzgados, siempre ha sido así, su mérito ha sido la libertad de ser heterosexuales, las que recibieron los golpes, las vejaciones, las que fueron encárceladas, las que gritaron, las que se manifestaron, a las que torturaron, las que mataron, a las que siguen discriminando son a las mujeres trans. Ustedes sólo se sentaron a contemplar y disfrutar de ello, su deuda por el sólo disfrute es incalculable. Que fácil ha sido la vida para todo hombre que se dice hombre y con ello repito, gozarán de nuestra presencia, pero jamás les perteneceremos.

 

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