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"Nuestra mayor venganza, es que todos seamos felices"

Kenya Cuevas

 

 

 

Kenya Cuevas

 

 

La Delicada Fuerza De Ser

 

La historia de vida de Kenya Cuevas se cuenta mejor a partir de sus muchos renacimientos, de las múltiples veces que tuvo que volver a comenzar de nuevo, sin dinero, sin recursos, sin familia, pero con ese algo inscrito por la vida llamado: resiliencia.

 

La discriminación, ese ente que nace por añadidura para cualquier persona trans nos suele definir como vulnerables, y de ahí, de esa vulnerabilidad también nace la fuerza, misma que por sobrevivencia a los 9 años de edad, Kenya ejerce el trabajo sexual, y sí, en un país como México la pedofilia es tolerada a la vista de todos, en los años 80's normalizandose por mera corrupción, no muy distinta de nuestra realidad en el 2023; de una familia violenta, siendo menor de edad, pasó a otro ambiente igual de violento, pero las carencias afectivas nublan la mirada y más cuando no tienes un hogar, dinero o algo que comer, ¿qué nos queda de todas las carencias sino la propia identidad trans?, también descubierta a los 9 años. Las drogas por añadidura del trabajo sexual no tardaron en llegar, de ahí a la indigencia, y 20 años de vivir en las calles del Centro de la Ciudad de México en la máxima de las pobrezas, ni eso, ni un diagnóstico de VIH a los 13 años le cambio la vida; el dolor del abandono familiar y social siempre es más fuerte.

 

Si la adicción a la droga es la punta del iceberg, lo que vivió en el reclusorio por más de 10 años no es otra cosa que la formación del carácter; la explotación laboral y sexual, fomentó la habilidad de la supervivencia, de ahí el hacerse cargo de pacientes ya enfermos de Sida en el dormitorio 10 de Santa Martha. Vio morir más de 200 reos por complicaciones derivadas del VIH, esa causa humanitaria la alejo de las drogas sin la ayuda de nadie, su sola convicción de ayudar a los demás fue su salvación. De boca de la misma Kenya dice: que fue el sistema nuevamente quien le arrebata lo que ella consideró la creación de su familia en la penitenciaría, al declararla libre de todo cargo federal nuevamente quedó sola, su salida de inmediato la llevo nuevamente a ejercer el trabajo sexual, ese bendito-maldito estilo de vida que viven más del 80% de las mujeres Trans, porque cuando se renuncia a ser del género privilegiado (por la transición), se cambian los estereotipos, pareciera que se pierde el respeto y el derecho a ser digno; nuevamente la violencia. Ya sobre el trabajo sexual en la calle y con su adherencia al tratamiento médico vía la Clínica Condesa, comenzó con sus compañeras hacer diagnósticos oportunos y el fomento del condón.

 

2016, Paola Buenrostro muere en el ejercicio del trabajo sexual vía arma de fuego, el primer transfeminicidio catalogado como tal; la discriminación y criminilización que se sucitó del caso, dejó en libertad al asesino de su amiga. Kenya reclamo el cuerpo y lo exibió en plena avenida insurgentes, gritándole al mundo el tipo de impunidad que hay cuando matan a cualquier persona LGTB+. Los ataques físicos, verbales, sistemáticos, ejercidos para la ahora construida Activista De Derechos Humanos, no la detuvo, su andar de defender sus derechos, exhibio los erróneos procesos jurídicos, y después de años, el Estado le pidió disculpas publicas vía Ernestina Godoy, de ahí su coraje, para iniciar una asociación civil, sin saber leer, ni escribir y menos de leyes, así nace: "Casa de Muñecas Tiresias", por comodato le otorgan un predio, ¡y si! en plena pandemia con 18 mujeres a cuestas echadas a la calle, sin recursos, abre su primer albergue con un patrón de procesos de reinserción a una sociedad que hoy por hoy sigue discriminando.

 

El ímpetu del cambio no sólo fue en su transición, sino que se extendió hacia la educación, fomentando una ley de discriminación, dando conferencias y testimonios de vida, derivado de todo lo que le pasa a la mayoría de las mujeres trans en términos de violencia y discriminación, siendo México el segundo país con mayor número de transfeminicidios. Kenya argumenta que si hoy por hoy está viva, fue gracias a que estuvo más de 10 años en la cárcel, por ende ha perdonado, evolucionado y se ha liberado de todo eso que alguna vez le hizo daño, por eso teje redes de apoyo que no sólo sostienen su vida, sino el de todas las demás personas que dependen de ella, con motivaciones que no da ninguna institución pública, con ese cariño que le fue negado pero fomentando desde su misma necesidad, Kenya se volvió esa madre que muchas personas no tuvieron, se ha vuelto un ejemplo de lucha y superación personal, da testimonio de lo que es la felicidad, diciéndole a la vida que su venganza fue, ser Kenya Cuevas.

 

 

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