Zitadina

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“Cuando una batalla está perdida, solo las que han huido pueden combatir en otra”

Demóstenes (384 AC – 322 AC). Político ateniense

 

 

 

Batallas Perdidas

 

 

Pasivo

 

Toda aquella que se diga mujer trans, asumirá su condición casi de manera inmediata valiéndose de todo aquello que la haga, a su parecer, una mujer completa. Para trazar los caminos de la normatividad trans (por que los hay), se  requiere de toda cirugía posible, y de toda modificación riesgosa para auto llamarse así misma "exitosa" y volverse aceptable no solo para la comunidad LGBTTTIQ sino para algo más difícil y complejo: una sociedad heterosexual.

 
Una vez habiendo logrado el objetivo de la transformación, la mujer trans intenta volverse heterosexual y encajar en los estándares de lo "normal", inevitable no jugar a las relaciones de pareja y el drama que implica ello; no somos tan distintas de las heterosexuales, humanos al fin de cuentas.

 
¿Pero quién en su sano juicio se quiere involucrar con una mujer trans? pareciera que la nota roja en los diarios de México que describen los asesinatos de mujeres trans me responden la pregunta.


Nadie quiere cargar con el murmullo y cuchicheo de tener una pareja trans, hoy día así se sigue viviendo, algún valiente perdido por ahí sin duda habrá, pero la nota roja nos dice lo contrario: los feminicidios no paran.


El común denominador de los que se lían con mujeres trans son hombres heterosexuales casados; esos experimentados hijos de la chingada que se siguen ganando a pulso un insulto, no por ser moralistas en los terrenos de la infidelidad, si no mas bien por la falta de honestidad con la que se erigen al involucrarse con mujeres trans, negando todo vínculo familiar y después recurrir a esa familia negada para liberarse de la trans, o sea, esa falsa institución que tanto dicen defender es el comodín para cuando les conviene y el pretexto perfecto para todo. Si la traición se le hace aquellos que dicen amar, ¿que puede esperar una que solo es vista para pasar el rato?.

 

Luchar en contra de la familia de cualquiera es sin dudarlo una batalla de antemano perdida, quien pretenda hacerlo esta mal de la cabeza. Pero también hay de familias a familias. La trans si puede llevar al cónyuge al núcleo familiar y que este sea aceptado, el lado contrario, un caso en un millón. La primera batalla que un ser trans libra es la familia, y de ahí el mundo.

 

Para el que es hombre, blanco y heterosexual la única batalla que tiene que librar es la de reconocer en su cabeza que obtiene placer al tener un pene en la boca, para todo lo demás siempre tendrán una familia.

 

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