“La Ira no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos”

Arthur Schopenhauer ( 1788-1860) filósofo Alemán

 

Los 7 Pecados Capitales:

Loba Menguante (La Ira)

(Zitadina)

Pedacitos de cielo se van deslizando sobre pedacitos de sol, y la noche no es necesaria, en mis ojos estalla la luz que me ciega, mi pulso hierve , la respiración se agita, mi boca se llena de impulso, mis entrañas se tuercen, tengo apetito, sed de venganza, aúllo, me transformo y soy la ira . . .

Lo que no se ama se lastima y en cada agresión hay un golpe de sin razón, aun con la más fina educación, se puede agredir, lacerar. Hay una luna llena no zurcida, no curada, y ese es el origen del mal; un abrazo negado, un te quiero menguado, es el origen de la bestia; la que muchas llevamos cuando miramos a las otras yo.

La ira es creciente, más cuando deja huella; y son tus garras las que se descargan en mi cuerpo, la ira de saberme apetecible a tus huellas, las que solo me tratan como amante. Esta es mi ira, la que solo ocupas para saciar tu sexo, la que solo es objeto, la que tiene los días y las horas contadas, la que sabe de tu esposa, de tu novia , de tus hijos, de tus otras lobas, la que se enamora si bien la sabes acariciar, la que da mas y demás, la que sola lame sus heridas.

Y miro a otras yo, iracundas en un bosque de estrellas, mordiéndose las unas a las otras, moviendo el pelaje y atacando. Aullar es característico y artístico de todas. Reclamamos derechos no otorgados solo por ser una buena presa en la cacería, y somos mas que eso, somos hembras y sementales sin ningún líder, vamos dando mordidas con rabia y otras con un beso, pero siempre mostrando el colmillo.

Y me dicen la loba herida, la ardida, la ira; la que se viste de amarillo y se convierte en luna al mas mínimo rasguño, la que en sus garras lleva el ego y en la cola la soberbia, la que cada luna de sábado y al filo de la barra, esta ahí asechando, esperando.

En el cuento nada esta escrito, las calzadas gruñen, las calles aúllan y llegan las caperucitas buscando su loba. En la jauría ninguna está educada, y llega el pelele exigiendo tallas, medidas, centímetros, cerebro y corazón; buscan a la loba amaestrada la del bonito carácter, a la que él da de comer y le muerden la mano.

Pedacitos de mi ira se van deslizando en pedacitos de tu ira y ansío la noche, se vuelve necesaria, por que solo de noche a compasión de ti, mi luna, brillan más mis ojos.

Zitadina


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