“Las cosas que más deseamos, son las que más fingimos no desear”

Marcel Proust (1871 . 1922) Escritor Francés

Yo hombre, Yo macho, Yo pasivo

Un poco de azúcar con algo de amargo: esa es la fórmula que lleva la vida… ó un buen café. ¿Pero acaso hay una fórmula que nos diga como actuar frente a lo desconocido? Algunos dirían “Entereza” y sin duda no estarían equivocados pero ¿entonces por qué algunos salen corriendo y con sentimiento de culpa?, y peor aún, regresan y se les vuelve vicio.

Cuestión de gustos es lo que da este basto universo. La degradación del “Yo macho” cada año que pasa; cada día que pasa se vuelve más vulnerable y muchos se preguntan el ¿por qué un hombre heterosexual puede llegar a ser pasivo sin perder la hombría?

El experimentar la situación, lo único que forma es el carácter de lo que te gusta y lo que te disgusta. El no tomar esto como grosería lo determina sin duda el momento, por ejemplo, si una nena Trans resulta interactiva y tú posición del “Yo macho” te impide la satisfacción de ambos, esto resultará en un problema si hablamos de una relación de pareja o de una relación de gustos no descubiertos, he ahí el miedo de probar lo amargo.

Por el contrario, si la chica asume su papel determinante del “Yo mujer” y tú buscas el extra, el complemento que no encuentras en tú otro mundo, le resultará frustrante al “Yo pasivo” no probar su azúcar.

El hablar de amor o de relaciones en un ambiente Trans resulta algo difícil; hay casi siempre dos posiciones en cuanto a esto: o se busca debajo de las piedras o simplemente se contrata y siempre optamos por lo más fácil, y lo que fácil llega, fácil se va, peor aún, todo queda de lado cuando se nos encasilla en un simple “deporte extremo”

Cuando deseas algo con el corazón, llega como por arte de magia. Se le llama fé o aferramiento, el “yo macho” le conoce como “the hunter” y la pregunta aquí es: ¿Cuándo llegó lo aprovechaste?, o sólo era mero capricho; ¿hablamos de oportunidades o de curiosidades?, una cosa no da la otra.

¡Esto es!, tuviste una chica Trans frente de ti, después de tanto tiempo de buscarlo, tanto tiempo de anhelarlo, se dio por “X” o por “Y”, tal vez lo rehusaste por poco hombre o se dio algo más por muy macho, hubo química o simplemente no la hubo pero, ¿qué hay del seguimiento de todo esto?, ¿qué dijo tu “Yo macho” cuando sintió el “Yo pasivo”?, ¿era el azúcar que buscabas o el amargo definió tú postura?

Todos dicen una frase que nosotras le tendemos hacer una mueca: “Nunca lo he hecho, es mi primera vez con una Trans…” Cuando esta frase viene de un “Yo macho” simplemente me río.

El hombre es moldeable como el barro, los adjetivos de “yo soy”, “yo tengo” y “yo puedo” no forman un “Yo macho”, forman un payaso, ese que se ríe de lo que siente una Trans aunque ésta sea lo más anhelado por él.

El “Yo hombre” no cuestiona sus gustos si estos fueron amargos, porque vio en ello lo dulce. Cuando encontró fue para él su única oportunidad y la aprovechó, o fue el destino, o fue una cita. Para él lo fue todo, para ella, una sonrisa…

Zitadina


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